La principal diferencia del WhatsApp entre otras redes sociales como Facebook o Twitter, es que delata a la persona que lo usa. Todos los contactos del usuario tienen información, al instante, sobre la última vez que este se ha conectado, si está o no en línea y también se puede intuir si la persona a la que se ha enviado el mensaje lo ha leído.
Es allí donde las relaciones obsesivas comienzan a propiciar conflictos hasta llevarlos a la inevitable ruptura, controlando cada paso del contacto en cuestión, limitando la relación y poniendo en tela de juicio la confianza y credibilidad.