Lo que el divorcio hace a los niños.

Hay momentos en los que disfrutas de la vida y otros en los que ese ritmo se detiene. A los niños les encanta cuando la vida y la familia están en una melodía unificada ya que eso les da seguridad.  

El divorcio express es un gran arañazo que estropea la canción hermosa y relajante que quieras escuchar. Si hubo traición  por parte de uno de los padres, el conflicto adquiere tonos operísticos. La desesperación de los esposos es una tortura para toda la familia sumado al colapso físico de los padres que descubren la mentira.  

Los niños sufren los estragos del divorcio, más cuando se da por infidelidad, causados en sus infantiles almas alegres como golpes de traición. Los niños quieren que el mundo se detenga para que el divorcio no ocurra. La traición de uno de los padres rompe la confianza en el núcleo unificado de una familia y produce angustia, desesperación y dolor que, si fuera expresada, sería una ópera o un libro decepcionantemente triste acerca del divorcio.

Los niños no quieren que su familia tenga que pasar por un divorcio, pero tampoco quieren traicionar a alguno de sus padres. Les duele de una manera que ni siquiera pueden expresar porque tienen que enfrentar no sólo el dolor de un padre herido, sino la idea de que el otro padre no es lo que ellos pensaban que era. Les duele porque nunca quisieron tener una razón para cuestionar qué clase de persona era su padre. Los niños no quieren elegir entre los padres cuando ocurre un divorcio porque eso significa que ellos no son amados incondicionalmente.

Los niños admiran a sus padres como modelos a seguir, así que ¿ahora qué? Papá estuvo mintiendo todo este tiempo. Mamá no deja de llorar. ¿Qué le dice esto a los niños? Ellos no son sólo audiencia, son los personajes centrales en el escenario principal. El lugar sagrado llamado casa, donde papá y mamá eran un equipo y toda la atención giraba en torno a la familia, ahora está dividido por eldivorcio.

Nadie quiere estar decepcionado  por la traición de su cónyuge y menos pasar por un divorcio. Nadie quiere descubrir la traición y la mentira, especialmente si se trata de un niño que quiere ver a ambos padres y no tener que pasar por un divorcio. Cuando no hay remordimiento o sentimiento de pena por parte del cónyuge traicionado, el dolor siempre está ahí. La curación de toda la familia sólo se logra con la aceptación de la traición. Tal vez así se evite el divorcio.   

La búsqueda de perdón es el puente espiritual, un despertar y un acercamiento a la conciencia. Si no llega el arrepentimiento, la maldad vive justificada, minimizada y continúa a pesar de divorcios. Si el delito se pasa por alto, las esporas de enfermedad se filtran en la vida de los niños que, después del divorcio, se hace más difícil.

Parte de ser una buena madre es saber el impacto que tienes sobre tus hijos y tomar la responsabilidad por tus acciones y comportamiento antes y después del divorcio. Cuando somos fieles a nuestra  pareja, estamos siendo fieles a nuestros hijos.

Los padres dicen a sus hijas cómo deben ser tratadas cuando sean mayores por la forma en que tratan a su madre. También les enseñan cómo estar con los hombres y cómo deben ser las relaciones de valor. La práctica es lo que damos a nuestros hijos. Se requiere gran compromiso para casarse. Se necesita sabiduría para hacer lo que es correcto dentro de una familia. Si honramos a nuestra pareja y somos fieles a ella, nuestros hijos tendrán el camino más sencillo.

Si nos acercamos con bondad, paciencia y amor a nuestro cónyuge, mostramos a nuestros hijos la práctica de eso. Si estamos allí por nuestro cónyuge contra viento y marea como un verdadero amigo, nuestros hijos aprenderán que las relaciones de trabajo y la atención son valiosas. Si tenemos el valor de la verdad y de ser honestos así como de decir lo que sentimos, por respeto a nuestra pareja y a nosotros mismos, criaremos a hijos con coraje e identidad, aún después de un divorcio.

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